En el Perú, el derecho a la no extradición por motivos de orientación política está garantizado por la Constitución Política del Perú en su artículo 2, inciso 18, que establece que «nadie puede ser objeto de extradición por motivos políticos o por delitos conexos con estos».
Además, el Código Procesal Penal peruano establece en su artículo 429 que «no procede la extradición cuando la persona sea requerida por delitos políticos o delitos comunes conexos con ellos».
Es importante mencionar que la determinación de si un delito es político o no puede ser objeto de controversia, por lo que en algunos casos se ha requerido la intervención de la Corte Suprema de Justicia para determinar si la extradición es procedente o no.
Por lo tanto, en el Perú se garantiza el derecho a la no extradición por motivos de orientación política a través de la Constitución y el Código Procesal Penal, y en caso de controversia se puede recurrir a la Corte Suprema de Justicia para su resolución.
¿Quién autoriza la extradición en Perú?
En Perú, la autoridad competente encargada de autorizar la extradición es el Poder Ejecutivo. Específicamente, es el Ministerio de Relaciones Exteriores el encargado de recibir la solicitud de extradición y realizar el análisis correspondiente para determinar si procede o no la entrega del presunto delincuente.
Para ello, el Ministerio de Relaciones Exteriores se apoya en la Fiscalía de la Nación, que es la entidad encargada de llevar a cabo la investigación y recopilación de pruebas en contra del presunto delincuente. Si la Fiscalía considera que existen suficientes pruebas para proceder con la extradición, remite la solicitud al Ministerio de Relaciones Exteriores para su evaluación.
Una vez que el Ministerio de Relaciones Exteriores evalúa la solicitud, la remite al Poder Judicial, para que este emita una opinión no vinculante sobre la procedencia o no de la extradición. Finalmente, el Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, toma la decisión final sobre la extradición, teniendo en cuenta la opinión del Poder Judicial y los compromisos internacionales que el Perú haya adquirido en materia de extradición.
¿Qué es la extradición en el Perú?
La extradición es un proceso legal por el cual un país entrega a una persona que se encuentra en su territorio a otro país que lo está solicitando para ser juzgado o cumplir una condena.
En el Perú, la extradición se rige por la Constitución Política del Perú y las leyes especiales que regulan el proceso. El país también tiene convenios bilaterales de extradición con otros países, lo que facilita el proceso.
Para que un país solicite la extradición de una persona que se encuentra en el Perú, debe presentar una solicitud formal al Estado peruano, en la que se debe indicar el delito que se le imputa a la persona y las pruebas que se tienen en su contra.
Una vez recibida la solicitud, el Estado peruano realiza una evaluación y análisis de la misma, y si ésta cumple con los requisitos legales, se procede a la extradición de la persona.
Es importante destacar que la extradición en el Perú se realiza únicamente por delitos que están previstos en la legislación peruana y en los convenios internacionales que el país ha firmado.
¿Cómo se garantiza el derecho a la no extradición por motivos de orientación política?(Explicación en video)
¿Qué dice la norma constitucional de acuerdo a la extradición ejemplifica un caso de extradición en México?
La norma constitucional mexicana establece en su artículo 17 que toda persona tiene derecho a un debido proceso legal, y en su artículo 19 se establece que ninguna persona puede ser privada de su libertad sino mediante un juicio previo en el que se respeten las formalidades esenciales del procedimiento y se garantice su derecho de defensa.
En cuanto a la extradición, la Constitución mexicana establece en su artículo 11 que el país concederá la extradición de un delincuente cuando la solicitud sea hecha por una autoridad extranjera en los términos del tratado respectivo y con las formalidades que establezca la ley.
Un caso de extradición en México fue el de Joaquín «El Chapo» Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, quien fue extraditado a Estados Unidos en enero de 2017 para enfrentar cargos por narcotráfico y otros delitos graves.
¿Qué principio rige los tratados de extradición?
Los tratados de extradición están regidos por el principio de reciprocidad, el cual establece que un Estado debe estar dispuesto a extraditar a un individuo buscado por otro Estado si, a su vez, ese Estado también está dispuesto a extraditar a individuos buscados por el primero.
Este principio se basa en la idea de que la cooperación entre Estados es esencial para la lucha contra el crimen internacional y que cada Estado debe hacer su parte para contribuir a este esfuerzo.
Además, los tratados de extradición suelen incluir cláusulas que especifican las condiciones y procedimientos para la entrega de personas buscadas, así como las garantías que se deben otorgar a los individuos extraditados para proteger sus derechos humanos.
En conclusión, el derecho a la no extradición por motivos de orientación política es un tema importante en el Perú, ya que garantiza la protección de los derechos humanos y la democracia en el país. Aunque la Constitución y las leyes peruanas establecen este derecho, todavía hay desafíos en su aplicación efectiva. Es necesario seguir trabajando en la protección de los derechos humanos y la promoción de la democracia para garantizar que este derecho sea respetado en el Perú y en todo el mundo.
En el Perú, la garantía del derecho a la no extradición por motivos de orientación política se encuentra en la Constitución Política del Perú y en las leyes que regulan el proceso de extradición. Es responsabilidad del Estado garantizar el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de las personas, incluyendo el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y expresión. Sin embargo, es importante recordar que este derecho no debe ser utilizado como una forma de impunidad para aquellos que hayan cometido delitos graves, sino que debe ser aplicado de manera justa y equitativa. En definitiva, el respeto y la protección de los derechos humanos deben ser una prioridad en cualquier sociedad democrática y es responsabilidad de todos trabajar juntos para lograrlo.
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